RE = UNIENDO
Son muchas las diferencias que encontramos al analizar el proyecto original de Charles Thays y el estado actual de Parque Chacabuco.
No es necesario relatar la imponente imposición de la autopista sobre el Parque, pero si es necesario hacer una reseña del impacto que genera; un impacto que hace repercutir en el uso cotidiano del parque (desde su concepción), en la contaminación no solo auditiva sino visual, en la inseguridad que una obra de esta magnitud conlleva, etc.
Esta situación merece más que un estudio detallado, merece un plan de acción para poder “remediar” esa dualidad de situaciones en las que se ve envuelto el parque, esa fragmentación; fragmentación que no se nota tanto como tal en el uso ya que el pueblo argentino en general tiene una tradición importante en la “explotación” del mismo, no es algo de Buenos Aires, sino que esta situación se repite en el resto del país.
RE=UNIR estos dos sectores es menester. Esto no significa una reunión física, aunque no parece algo muy lejano, sino que la reunión puede ser un poco más sutil, pero de todas maneras ser tan importante como una comunicación que permita el pasaje libre de seres.
Uno se siente de la misma manera en un shopping de NY como en uno de Londres, esto que significa, significa que el espacio se controla, sabiendo esto podemos sugerir unificar espacios, sin necesidad de tener que “atarlos”; de esta manera se podrá actuar dentro del parque sin tener que “meterse” con un “gigante” tan temido como lo es la autopista.
Respetar, aceptar, pasar por alto o miedo, razones para no pensar en el cambio de ese gigante; entonces surge la pregunta del por qué no…? Y que si simplemente cambiamos el rumbo de la autopista, o si la encapsulamos, o si la enterramos..? Seguramente a muchos se le ocurrieron ideas que se acercan más o menos a las anteriormente planteadas, pero es la solución? Si tengo un problema…lo mejor es cortarlo de raíz? Lo mejor es acostumbrarse a él? Que es lo mejor….nadie lo sabrá, siempre habrán tiempo, posibilidad y pensamientos dispares que generen incomodidades que hagan que el público, en mayor o menor medida (y es a esa menor medida a la que se debe llegar) rechace propuestas y cambios.
Conocer quién, cómo y cuándo usan el parque es necesario pero no suficiente para poder comprender los impactos directos e indirectos que se van dando ante cualquier cambio en la delicada atmosfera del Parque Chacabuco.
Diversos son los usos que tiene, como espacio público desde su concepción multitudes se acercan a diario para poder disfrutar de sus instalaciones, esto quiere decir que la autopista no ha impactado tanto en el usuario como para que este abandone el uso que se le debe dar a cualquier espacio público que se quiera jactar de tal. Esto nos hace pensar nuevamente en la posición que debemos tomar ante la presencia de la autopista, y nos surge otra hipótesis de trabajo, es posible tomarla como un elemento de diseño en sí misma, que nos otorgue posibilidades de acondicionar y generar en el espacio esa impronta de RE=UNIR los dos costados del gigante?
No es necesario relatar la imponente imposición de la autopista sobre el Parque, pero si es necesario hacer una reseña del impacto que genera; un impacto que hace repercutir en el uso cotidiano del parque (desde su concepción), en la contaminación no solo auditiva sino visual, en la inseguridad que una obra de esta magnitud conlleva, etc.
Esta situación merece más que un estudio detallado, merece un plan de acción para poder “remediar” esa dualidad de situaciones en las que se ve envuelto el parque, esa fragmentación; fragmentación que no se nota tanto como tal en el uso ya que el pueblo argentino en general tiene una tradición importante en la “explotación” del mismo, no es algo de Buenos Aires, sino que esta situación se repite en el resto del país.
RE=UNIR estos dos sectores es menester. Esto no significa una reunión física, aunque no parece algo muy lejano, sino que la reunión puede ser un poco más sutil, pero de todas maneras ser tan importante como una comunicación que permita el pasaje libre de seres.
Uno se siente de la misma manera en un shopping de NY como en uno de Londres, esto que significa, significa que el espacio se controla, sabiendo esto podemos sugerir unificar espacios, sin necesidad de tener que “atarlos”; de esta manera se podrá actuar dentro del parque sin tener que “meterse” con un “gigante” tan temido como lo es la autopista.
Respetar, aceptar, pasar por alto o miedo, razones para no pensar en el cambio de ese gigante; entonces surge la pregunta del por qué no…? Y que si simplemente cambiamos el rumbo de la autopista, o si la encapsulamos, o si la enterramos..? Seguramente a muchos se le ocurrieron ideas que se acercan más o menos a las anteriormente planteadas, pero es la solución? Si tengo un problema…lo mejor es cortarlo de raíz? Lo mejor es acostumbrarse a él? Que es lo mejor….nadie lo sabrá, siempre habrán tiempo, posibilidad y pensamientos dispares que generen incomodidades que hagan que el público, en mayor o menor medida (y es a esa menor medida a la que se debe llegar) rechace propuestas y cambios.
Conocer quién, cómo y cuándo usan el parque es necesario pero no suficiente para poder comprender los impactos directos e indirectos que se van dando ante cualquier cambio en la delicada atmosfera del Parque Chacabuco.
Diversos son los usos que tiene, como espacio público desde su concepción multitudes se acercan a diario para poder disfrutar de sus instalaciones, esto quiere decir que la autopista no ha impactado tanto en el usuario como para que este abandone el uso que se le debe dar a cualquier espacio público que se quiera jactar de tal. Esto nos hace pensar nuevamente en la posición que debemos tomar ante la presencia de la autopista, y nos surge otra hipótesis de trabajo, es posible tomarla como un elemento de diseño en sí misma, que nos otorgue posibilidades de acondicionar y generar en el espacio esa impronta de RE=UNIR los dos costados del gigante?
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